restauración

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado;

y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones”. Isaías 61:1-4 (RVR)

La Sanidad Interior y la Liberación son herramientas excelentes para llevar a cabo la valiosa tarea de restauración. Primeramente al cuerpo ministerial, a la iglesia y luego a aquellas personas que están lastimadas y extraviadas sin esperanza.

Aun nosotros mismos necesitamos muchas veces sanidad en nuestros corazones. Dios te ha puesto en la iglesia, ciudad o barrio para ser restaurador de calzadas, de caminos y vidas torcidas con la unción de su palabra.

Hoy en día millones de personas se encuentran heridas, lastimadas, rechazadas y oprimidas por el diablo, es ahí donde el líder lleno de fe y del Espíritu Santo debe entrar en acción con la palabra de salvación, restauración y sanidad obrada por el Señor Jesús para darles un propósito a sus vidas.   

¿Qué es la sanidad del alma y la liberación?

La sanidad interior y la liberación es un proceso por medio del cual las heridas que se encuentran en el alma del ser humano son sanadas y liberadas de las opresiones demoníacas. Es sacar todo lo que en el pasado nos ha sucedido, que han dejado huellas, heridas dolorosas y que nos perjudican emocionalmente.

¿Quiénes necesitan sanidad y liberación?

Todos aquellos que viven una vida vacía, oprimida y en derrota. Personas sin Cristo, cristianos tibios y desalentados que no han tenido el carácter para ser vencedores por traumas que vienen arrastrando. Hombres y mujeres con tendencias pecaminosas arraigadas. Cristianos que por años han luchado con prácticas de pecados ocultos. Siervos con dones espirituales atados y contaminados que no han crecido en su vida espiritual, fortalezas mentales y espirituales que no han sido derribadas y muchas cosas más que pudiéramos describir.